Los tiempos actuales revelan la importancia que tiene la resiliencia y la adaptabilidad. Estamos viviendo un momento histórico del cual debemos salir reinventados y fortalecidos. El distanciamiento físico ha hecho casi obligatorio el uso de herramientas digitales para comunicarnos y relacionarnos.  

Las empresas no son inmunes a estas circunstancias y han tenido que adaptar su forma de hacer negocios para contar con opciones que impliquen un menor contacto presencial. En especifico, el concepto del trabajo tradicional se ha puesto en tela de juicio, abriendo paso a la adopción del teletrabajo. 

Las principales barreras que reducen la probabilidad del teletrabajo son estructurales y se refieren a una baja digitalización y acceso a herramientas digitales. Según estudios, solo el 60% de los hogares cuenta con disponibilidad de internet y el 44% con una computadora en casa. Esto se profundiza al ver las restricciones que enfrentaron las empresas a la hora de implementarlo.  

Asimismo, contamos con barreras intrínsecas del mercado laboral que inhiben la práctica del teletrabajo. Más del 30% de la población ocupada es informal. Esto significa que una gran parte de los trabajadores ni siquiera cuentan con prestaciones laborales básicas.  

 En Argentina, el 99,6% de las empresas son micro-emprendimientos, empresas pequeñas y medianas. Por esto, para que la cultura el teletrabajo crezca, se deben crear condiciones para que estas PyMEs reconozcan el beneficios de la digitalización y puedan implementarlo.  

El teletrabajo no solo debe de ser un mecanismo para sobrevivir, sino la herramienta para transformarse en empresas más productivas y competitivas.  

 Hay tres elementos que deben considerar todas las empresas para propiciar el teletrabajo.  

1. Invertir en tecnología. No importa el tamaño de la empresa, siempre la tecnología ayudará a mejorar los procesos y a acceder a un gran abanico de herramientas para hacer negocios y para la interacción entre colaboradores.  

2. Subirse a la nube. No se trata de algo abstracto ni solo es útil para empresas específicas o tecnológicas; por el contrario, respaldar y guardar todos los archivos y documentos de la empresa de forma digital permitirá tener más seguridad y flexibilidad para trabajar en cualquier tipo de empresa.  

3. Confiar en el potencial del internet. Afortunadamente, con la situación actual nos vimos forzados a trasladar muchas de nuestras actividades a las redes sociales y a la Internet. Esto permitió derrumbar muchos miedos y tabúes. Mientras más opciones de mercado tenga la empresa, mas formas de trabajo se pueden ofrecer a los colaboradores.  

Además, hay al menos dos condiciones en materia de política pública que hay asegurar para que no solo se aumente la probabilidad del teletrabajo, sino que este ocurra en las mejores condiciones posibles.  

1. Reducir las brechas digitales. En Argentina y durante el período de aislamiento solo el 72% de los hogares pudo acceder a internet para trabajar. Esta situación se agrava en varias provincias: Mientras en en la ciudad de Buenos Aires hay una tasa de penetración que supera el 110% en provincias como Formosa, San Juan o Santa Cruz, el índice no supera el 40%. La brecha digital marca una desigualdad que se deberá corregir para garantizar la igualdad de derecho y oportunidades para todos.

2. Regular el teletrabajo. Tenemos que asegurarnos que el teletrabajo sea también un trabajo decente, por lo que necesitamos una regulación que lo propicie. Al momento, los alcances y restricciones del teletrabajo no están sometidos a un marco regulatorio. Asimismo, la regulación debe ser desarrollada con perspectiva de género para compensar la desigualdad que existen en nuestro país entre hombres y mujeres en lo que respecta al trabajo remunerado y no remunerado.  

Es tiempo de evolucionar hacia nuevas y mejores formas colaborar.  

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